"La masonería es un bello sistema de moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos"
"La masonería paraguaya se encuentra en un momento histórico de renovación y fortalecimiento. Guiados por nuestros principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, trabajamos incansablemente por el progreso de nuestra nación."
"En este mundo cambiante, los valores masónicos permanecen como faro que ilumina el camino hacia una sociedad más justa y humana. Invito a todos los hermanos a mantener vivo el espíritu de nuestra augusta orden."
Alejandro Laconich Quintana
Muy Respetable Gran Maestro
Fundada en 1996, la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones del Paraguay retoma el verdadero linaje y tradición masónica establecida en 1895 bajo los auspicios de la Gran Logia de Francia. Desde su restablecimiento, hemos sido faro de luz en la construcción de una sociedad más justa y fraterna, trabajando incansablemente por el progreso moral e intelectual de nuestros miembros y de la nación paraguaya.
En estos 30 años de labor ininterrumpida, hemos mantenido vivos los sagrados principios de libertad, igualdad y fraternidad, adaptando nuestra augusta institución a los cambios sociales mientras preservamos celosamente nuestras tradiciones y ritos ancestrales. La continuidad de nuestra cadena de unión masónica se ha fortalecido generación tras generación.
A lo largo de este período, hemos cultivado los valores eternos de la masonería universal, manteniendo vivo el espíritu de nuestros ilustres antecesores mientras proyectamos nuestra visión hacia el futuro, siempre comprometidos con el perfeccionamiento humano y el desarrollo de nuestra patria.
El derecho inalienable de todo ser humano a pensar, expresarse y actuar conforme a su conciencia, dentro del respeto a los demás.
La equidad entre todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o condición social, ante la ley y ante la vida.
El vínculo sagrado que une a los masones en todo el mundo, basado en el amor al prójimo y la solidaridad.
La búsqueda constante del conocimiento y la verdad a través del estudio, la reflexión y la experiencia.
La energía moral para mantener nuestras convicciones y superar las adversidades en el camino hacia la virtud.
La armonía que debe existir entre pensamiento, palabra y obra, buscando siempre la perfección.